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La trampa del microcrédito rápido

Tras la crisis financiera y económica que ha atravesado España, el acceso al crédito es un camino arduo; y las instituciones financieras son cada vez más exigentes a la hora de estudiar solicitudes de crédito y conceder préstamos.

Tanto las personas vulnerables como las pequeñas empresas encuentran dificultades significativas a la hora de acceder a fuentes de financiación en condiciones favorables.

En los últimos años, en respuesta a la escasez de financiación, vemos la proliferación de numerosas ofertas de microcréditos o, más bien, pequeños créditos, de rápida concesión y sin avales. Encontramos stands de  varias compañías ofreciendo sus productos en lugares muy concurridos, principalmente en paradas de metro y tren más importantes de las ciudades.

Las condiciones de concesión de este tipo de créditos no son comunes en el mercado financiero español; sin apenas estudio de la solicitud y en menos de 24 horas se concede el préstamo; asimismo la letra pequeña es demasiado invisible para entender que las condiciones, en general, alcanzan la usura.

Los plazos de devolución son demasiado cortos y sus efectos multiplicadores son astronómicos, incluso, desastrosos para los/as clientes. Se aplica una tasa anual equivalente (TAE) muy elevada, generalmente ronda los 150%, y en algunos casos alcanza los 400%, esto sin contar con las penalizaciones en caso de demora.

La mayoría de las empresas que ofrecen estos pequeños préstamos, rápidos y sin avales, no están registradas en la comisión nacional de mercado de valor (CNMV) como entidades de crédito, y no están supervisados por ningún organismo de control. Por lo tanto, al no estar regulada por el régimen jurídico de los establecimientos financieros de crédito, estas empresas  están propensas a ejercer prácticas abusivas.

 

Al contrario del préstamo rápido, un microcrédito, enmarcado dentro de la filosofía de las microfinanzas, es un préstamo de pequeña cuantía destinado a personas sin recursos que no tienen acceso al sistema financiero tradicional. Tienen una  finalidad social al luchar contra la exclusión financiera, facilitando a personas vulnerables el acceso a fuentes de financiación en condiciones normales de mercado, tanto para cubrir necesidades personales como para iniciar un emprendimiento.

Los importes son variados en función de la necesidad del/la solicitante, pudiendo alcanzar los 25.000€.  La tasa de interés anual equivalente (TAE) aplicada en el caso de préstamos destinados a un emprendimiento ronda los 10%. Sin embargo, para los préstamos individuales y personal, se aplica una TAE superior, alcanza los 20% en la mayoría de los casos.

La principal característica de los microcréditos es la no exigencia de avales o garantías personales o materiales, el obstáculo infranqueable para las personas sin capacidad financiera. Habitualmente con la presentación de un buen proyecto de emprendimiento  y/o el compromiso de devolución del solicitante, las entidades microfinancieras conceden el préstamo.

Finalmente, antes de solicitar cualquier microcrédito hay de tener en cuenta la letra pequeña donde se especifican las principales condiciones del préstamo: TAE, los plazos de amortización, las penalizaciones por demora, los avales y garantías, las obligaciones del cliente, etc. De esta forma, se evitan las consecuencias perjudiciales para la economía del/la demandante, dado que en el caso de que se apliquen las penalizaciones de demora cuando se trata de préstamos rápidos, el/la tomador/a se empobrece automáticamente; además, por su vulnerabilidad personal y económica, la salida del círculo del endeudamiento es demasiado peliaguda.

Autor: Idir Boundaoui

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